viernes, 3 de octubre de 2008

Stieg Larsson, Los hombres que no amaban a las mujeres





A veces se producen pequeños milagros, acontecimientos tan inesperados que nos hacen volver a creer que todo es posible, que si alguien se lo propone, si persigue con ahínco sus sueños, es capaz de alcanzarlos y deslumbrar al resto de los mortales con una obra original. La obra de Stieg Larsson posee esta fuerza, este ímpetu inusual. Cuanto más nos vamos adentrando en su narración, constatamos que no se nos concederá tregua alguna, no se nos filtrará dulcemente la información. “Esto es lo que hay”, es como si nos dijera el propio Larsson a través de las más de 600 páginas de su primera novela, “si no te gusta lo que ves no es culpa mía; deja el libro sobre la mesa y márchate a otro planeta”.
La extraordinaria fuerza que mueve la narración hace pensar en si Larsson presentía su propio final y sintiera la necesidad de dejar constancia de su voz, del talento que fue madurando durante años. El autor falleció a los 50 años de un ataque al corazón. Acababa de entregar el tercer volumen de su serie Millenium a su editor, su primer proyecto literario, que escribía febrilmente por las noches delante de su Mac. Nadie se imaginaba el desenlace de su vida. Nadie se esperaba el enorme éxito (quizá tan solo el propio Stieg) de su obra.
No pretendo hacer aquí un análisis exhaustivo de esta novela ni desenmarañar su complejo argumento. No es mi intención ni el propósito con el que me planteé este cajón de sastre de lecturas. Sencillamente deseo dejar una opinión, un eco, el regusto de una lectura finalizada. Que las lecturas hablen por sí mismas, son ellas las que deben defenderse ante el público, maravillarlo, atraparlo con esa extraña magia que tiene la buena literatura.
Los hombres que no amaban a las mujeres ha conseguido lo que espero de una obra de ficción: sumergirme en un mundo desconocido, a veces incluso inhóspito. El autor tiene la complicada misión de hacer que perciba cada uno de los detalles que lo conforman, de hacer veraz su mundo. La veracidad de una narración, aunque hable de pequeños seres que viven escondidos en los cráteres de la Luna, depende ante todo de atar cabos; nunca hay que dejar cabos sueltos. El lector en ningún momento debe tener la sensación de que le están tomando el pelo, que tal o cual personaje solo son creíbles a ratos. El conseguir un argumento y unos personajes veraces, es decir, redondos es la gran dificultad del escritor, su gran reto… Y Stieg Larsson lo consigue de sobras. Uno llega familiarizarse hasta tal extremo con sus protagonistas Mikael y Lisbeth que incluso pude llegar a creer verlos cuando desvía por unos segundos la vista del libro. Llegamos a sentirlos. Si un día me tropezara con Mikael por una calle de Estocolmo no me importaría invitarlo a una cerveza… incluso a dos.
Comenzaba hablando de originalidad. Puntualizaré. Millenium (que quedó en trilogía a pesar de que para esta serie el autor concibió en su imaginario hasta un total de siete volúmenes) no es del todo original. Lo es en cuanto percibimos el pulso de Larsson párrafo tras párrafo y cómo ese pulso va engarzando una escena con otra, personaje con personaje. No obstante, los temas y tramas que emplea ya aparecen en obras muy anteriores. Sin ir más lejos, el planteamiento del misterio principal de la obra se nos introduce de un modo muy similar a cómo lo hace Agatha Christie en sus Diez negritos, salvando muchas otras diferencias, por descontado. Se nos presenta a una serie de personajes con sus pasados turbios y se les limita a un área geográfica aislada. Allí se encuentra el culpable. El asesino estará en todo momento delante de nuestras narices y que el lector no sepa descubrirlo sólo dependerá de sus buenas dosis de observación y a la benevolencia del autor para ir desperdigando importantes detalles para la resolución del misterio. Por otro lado, la clase social que se encuentra bajo sospecha y de la que parece proceder el culpable o culpables nos puede recodar en ciertos aspectos a El largo adiós de Raymond Chandler o Dinero negro de Ross MacDonald.
Quisiera finalizar este comentario con dos observaciones:
1ª – Me encanta que constantemente los protagonistas de Larsson estén tomando café. Hubo un punto en que perdí la cuenta de los litros de café que Mikael llevaba tomados. Y digo que me gusta porque estamos acostumbrados al típico personaje de novela negra que no deja de empapar su hígado de ginebra o, en su carencia (y si lo tuviera a mano, claro), de aromas de Montserrat. Ya iba siendo hora que los adictos al café tuviéramos un buen representante.
2ª – A Stieg Larsson se le debería tener el suficiente respeto literario para no compararlo o ponerlo bajo la gigantesca sombra de su compatriota Henning Mankell (del que esperamos ansiosos todavía grandes títulos). Ambos han escrito una página en la historia de la literatura. Rectifico: han escrito dos. Una cada uno.
Ahora que lo pienso… quiero añadir una última observación.
3ª – A quienes les haya gustado Los hombres que no amaban a las mujeres deben salir corriendo a la librería más cercana y comprarse la novela de Dennis Lehane que lleva por título Plegarias en la noche. Cuando acabéis de leerla me lo agradeceréis y, al mismo tiempo, contribuiremos en cierta manera a que RBA se decida de una vez por todas a publicar las dos primeras novelas de la serie que protagonizan Patrick Kenzie y Angela Gennaro, una pareja que, al igual que Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander, no se olvida así como así.
(Observación a la 3ª observación: Cuando he dicho que vayáis a la librería más cercana a comprar el libro de Dennis Lehane, parto de la certeza de que no lo encontraréis. Por ese mismo motivo os facilitaré la búsqueda. Acudid directamente a la librería Negra y Criminal aquellos que viváis cerca de Barcelona (los que no, siempre podéis hacerles el pedido a través de su web). Seréis bien atendidos por personas que más que entender del tema, aman cada uno de los libros que llenan sus estanterías.)

3 comentarios:

Arare dijo...

aunque no lo he leido puedo ver el efecto que hace en ti... CURIOOOSO

:) ah! yo ya te he comentado.... cuando comentarás tu?

madamehunter dijo...

Bienvenido al blogger!!! Ya te agregare en los dos blogs!!! Es interesante ver nuevas lecturas y opiniones!!

Un beso!!

Carmina dijo...

ayer me acabe de leer este libro y me gusto tanto como a ti...besos